EL ROCK NOS SALVÓ A TODOS: “Nos estamos acostumbrando”
EL ROCK NOS SALVÓ A TODOS:
“Nos estamos acostumbrando”
por Víctor Ruíz.
Foto por Danno Luna. |
¡Pero qué desperdicio de banda!
Es lo primero que pienso cada que tengo la oportunidad de ver sobre el
escenario a Los Días de Atrás. Impecable ejecución musical, letras maduras, creativas
y bien trabajadas; pero sobre todo, Mike, Eli y Periquín son la actitud
punkrocker en estado puro.
El primer infortunio de la banda
es el haber nacido en una ciudad que insiste en tener oídos sordos. Por más que
recorren foros, bares, calles y cuanta trinchera encuentran, siguen siendo una
agrupación que no es valorada como lo merecen.
Y es que en esta Morelia de
cabeza y patas arriba, son más aplaudidas las bandas de rock que eligen el
camino cómodo de los covers, las composiciones que no dicen nada y la
indisciplina musical como sello de identidad.
Es pues, paradójicamente, la
celebración y aceptación de las NO propuestas, como si el talento fuera algo
mal visto y que no tiene cabida en esta urbe.
Pero hay otro aspecto más
terrible y fatídico para Los Días de Atrás, lo que en definitiva y tristemente
ha impedido que su proyección alcance los niveles que deberían: no tienen
palancas. Así, tal cual.
Cuando pensábamos que el rock
quedaba exento de los vicios y las malas lógicas con las que funciona este
país, resulta que nos equivocamos. Acá también se ocupa conocer al dueño de tal
disquera, llevarte bien con ciertas bandas, someterte a cosas que no quieres
hacer y hasta tocar lo que no te apetece. Y todo eso, para que simplemente se
te dé una oportunidad.
Peor aún, el dinero está por
encima de la calidad. En el punk rock nacional ha surgido una oleada de bandas
que poco tienen que proponer y que decir; sin embargo, es su posición económica
la que los ha llevado a tener discos en tiempo récord, tocar en grandes
festivales y compartir escenarios y giras con grupos que los apadrinan por
simple amistad.
Todo esto puede ser visto como algo
desalentador e injusto, pero no todo está perdido. Los Días de Atrás son un
digno ejemplo de aquello que nos enseñaron las viejas bandas del punk rock: las
cosas son mejor cuando las “haces tú mismo”.
Sin intermediarios, de a poco han
sabido construirse su camino, en el que ya se incluye un disco totalmente
auto-gestionado. El esfuerzo de estos años no ha sido en vano y es que cada
cuanto, suele aparecer en los shows alguien que no los conoce y que está
dispuesto a escucharlos. Esto me lleva a pensar que más vale un oyente genuino,
a miles que fueron atraídos por estrategias comerciales y banales que rayan en
las modas.
Por lo demás, Los Días de Atrás
tendrán que seguir sosteniendo esa dura batalla contra el “compadrazgo” y las
influencias que pretenden dictaminar lo que debe ser escuchado y lo que no.
Mantenerse en esa línea, es también combatir al mismo tiempo los males que
tanto han dañado a este país y que desgraciadamente es a lo que “nos estamos
acostumbrando”.