EL ROCK NOS SALVÓ A TODOS :“Está muerto” (Envidia Kotxina en Querétaro) por Víctor Ruíz

5:50 p.m. Unknown 0 Comments



Víctor Ruíz

Canción sugerida para la lectura:  Cuidado con lo que aprietas”- Envidia Kotxina


                       

“Está muerto”

El punk está muerto. Muchas veces lo había escuchado y no podía dar crédito a tal sentencia.

Hasta que…


Sábado 14 de octubre del 2017, San Juan del Río, Querétaro, México. Hace meses Envidia Kotxina anunció que, antes de decir definitivamente “hasta luego” a los escenarios, era necesario hacer una parada en tierras aztecas.


Llegó el día y 15 personas de Morelia hicimos el esfuerzo de viajar a Querétaro para presenciar un concierto que nos queríamos llevar en la memoria. Ser de una ciudad donde el rock es cosa de minorías nos complicó todo el proceso: la renta de un transporte, llenar los asientos del mismo, conseguir los boletos y sobre todo torear nuestras actividades laborales para poder fugarnos de la rutina.


El auditorio del C. E. C. U. C. O. lucía con una entrada digna para la despedida de una banda que ha dado todo en más de 20 años. Lo que parecía que sería una noche memorable de a poco se fue convirtiendo en decepción. “¡Vamos preparando el portazo!”, se comenzaba a escuchar a las afueras del lugar, un poco en tono de broma, un mucho en incitación.


Dos filtros de seguridad estratégicamente bien establecidos impidieron el boicoteo de los que se negaban a pagar una entrada para ver a un grupo que viajó 9025 km por avión para ofrecer un concierto. Al interior del auditorio todo parecía normal; sin embargo, en la medida que el lugar se iba llenando, un ambiente de tensión se fue generando.


Sin importar el esfuerzo de los trabajadores contratados para ello, un grupo que superaba las 20 personas decidió unilateralmente derribar las vayas donde se vendía la cerveza. Al ritmo de carcajadas, insultos y cristalazos, se pudo ver a “punks” corriendo con las manos llenas de envases y rejas de latas. Caminaban tan apresuradamente que daba la impresión que en su poder llevaban tesoros invaluables, los cuales cuidaban más que su propia vida.


Pero ahí no acabó. Minutos después comenzaron las peleas por todas partes. Puñetazos y envases por el aire volaban sin importar en que cabeza humana podían caer. Mujeres y hombres se vieron involucrados en conflictos que rayaban en lo absurdo y que ponían en riesgo un concierto planificado con meses de anticipación.


No. No se trataba de un asunto de moralidad. Lo que teníamos ante nuestros ojos desembocaba en una fatal tristeza y decepción: había una desconexión absoluta entre el escenario y el público. El punk, desde sus inicios, ha encajado en diferentes vertientes y miradas, pero nunca en las conductas violentas a las que nos vemos sometidos en el día a día.


Enojado y confundido, opté por sentarme en un rincón para tratar de asimilar cómo lo que había sido mi apuesta desde hace años se había convertido en una cosa vil y despreciable. No podía entender la necedad a las que nos aferrábamos para cerrar nuestros propios/escasos espacios.


Hasta que…


“Si no tenemos sueños/ seremos pesadillas/ dar que pensar/ sueños que desvelar/ lo que ayer fue manada/ será enjambre mañana/ puede costar/ pero es gratis soñar”.


Envidia Kotxina subió al escenario y dio el resto desde el minuto cero. Las canas y las arrugas no lograban maquillar el espíritu combativo. En cada letra y acorde, cientos de balas se escapaban directo a la conciencia. Ahí estaban otra vez, como desde hace 23 años, invitando a la gente a reflexionar sobre su entorno.


Salté, canté y grité toda la rabia acumulada; pero también me volví a cuestionar y dejé la pregunta volando: ¿De verdad está muerto? No lo sé, pero Querétaro me dio una certeza.


Y es que quién lo diría, ante escenarios como el de esa noche, donde la gente prefirió replicar las actitudes dominantes del poder que sin importar pisotea a los demás para conseguir sus objetivos, la paradoja estaba dicha: ahora las bandas tienen que luchar contra su propio público para poder sobrevivir, para no dejar que el punk se muera. 


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