Los Días De Atrás - Reflexiones enfermas de los primeros diez años

2:28 p.m. Ricky Nava 0 Comments

 





Víctor Ruiz

 

No fue ni de cerca una de sus mejores actuaciones. Por momentos entraban a destiempo a las canciones, les costaba trabajo equilibrar el sonido de sus amplificadores y para rematar, el público no era al que están acostumbrados.

 

El festejo de los diez años de Los Días de Atrás se dio de manera accidentada y en parte esto obedeció a que dos de sus integrantes estaban absolutamente agripados, sudando frío entre canciones, con ojeras marcadas y resistiendo/sufriendo cada nota ejecutada.




 

Mientras esto sucedía, con una amiga se nos ocurrió decir que lo que estábamos presenciando en el escenario de Joselos bien podía ser una metáfora de lo enfermo que está el punk rock en nuestros tiempos.

 

Pero también me gusta pensarlo del otro lado. Cuando el camino ha sido tan prolongado, hay facturas a pagar. No todas las noches pueden ser redondas ni acabar en vitoreos mientras todos brindan borrachos de felicidad.

 






Cualquiera que haya probado la compleja ruta del rock, sabe que hay momentos donde la incertidumbre, los desánimos, las decepciones y las dudas inundan el entorno de una banda.

 

Pero ante eso, hay que aprender a sufrirlo. ¿Cuántas bandas hubieran echado para atrás una tocada por la legítima razón de que tu cuerpo no responde? ¿Cuántas hubieran seguido a sabiendas de que esa noche no iban a obtener un solo peso porque la entrada fue gratuita? Pero más importante aún: ¿Cuántas bandas podemos mencionar que se han mantenido diez años sin importar que su género viva una época de crisis?

 

Cuando le pregunté a Mike, vocalista de la banda, qué pasaba por su mente al saber que ya había pasado una década desde la formación de Los Días de Atrás, inmediatamente me respondió con un "¡No mames, son sentimientos encontrados!", como si hasta ese momento hubiera tomado consciencia de lo frágil que puede llegar a ser el tiempo.

 

Eliecer, bajista, tampoco pudo atinar a tener una respuesta precisa, pero dijo que simplemente estaba cien por ciento seguro de que era algo que no quería dejar de hacer por el resto de su vida. "Tocar es mi escape de la realidad", me compartió.

 

Sin importar las circunstancias, pues, lo de la noche del pasado sábado tiene que ser asumida como una celebración en todos los sentidos. No solo son diez años de un proyecto musical, sino de todo lo que nos ha cambiado la vida en ese lapso.




 

En este camino algunos tuvieron sus hijos, otros emigraron lejos de aquí, hubo casamientos, divorcios, peleas, fiestas, excesos, prevenciones, noches en hotel y otras en el suelo, escenarios amplios, amplificadores de kínder, despedidas a los viejos y bienvenida a lo nuevos amigos y un cúmulo de recuerdos. Todo esto lo hablo en plural porque Los Días de Atrás no estarían completos sin el escucha de frente. Y es que, para bien o para mal, qué sería de la música si no fuera la mejor de nuestras compañeras.





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