EL ROCK NOS SALVÓ A TODOS: CUIDAR LA MÚSICA
EL ROCK NOS SALVÓ A TODOS:
"CUIDAR LA MÚSICA"
Soundtrack sugerido para la lectura: Joe Strummer- Punk Rock Blues.
Morelia, Michoacán, 3 de febrero de 2017, Víctor Ruíz.- Volvieron los discos vinilos. De un tiempo para acá
los primeros y gigantes álbumes están ubicados otra vez en la industria, y con
ello, una variedad de tornamesas para hacerlos sonar. Como muchas de las cosas
que regresan, se han puesto de moda y eso tiene como consecuencia que los precios sean excesivos en algunos
casos. Hay discos que van desde los 500 pesos
hasta los mil 500 pesos, esto dependiendo del álbum y el artista.
¿Al día de hoy qué tan funcional resultan estos
discos? En primer momento podríamos decir que nada, al menos para el consumidor.
Son objetos grandes, complicados de trasladar y hacer sonar en cualquier otra
parte que no sea tu habitación. También son más sensibles y un mal movimiento
podría generarle un rayón de por vida.
Y qué decir de los aparatos en que los hacemos sonar.
Para empezar una tornamesa decente, que sea fija, no es nada barata. En caso de
que tengas un viejo aparato, te darás cuenta que sus accesorios son frágiles y
difíciles de conseguir. Si la aguja no es tratada debidamente, puedes estar
seguro que tendrá una corta vida. ¿Sustituirla? Olvídalo, es más fácil
encontrar la Atlántida.
¿Entonces por qué nos llaman tanto los vinilos, por
qué estamos dispuestos a ya no dejarlos ir? Porque con su regreso también
volvió la romántica y significativa idea del “valor de la música”.
Desde el
momento en que sacas el disco de su empaque, lo colocas en la tornamesa, eliges
la velocidad correcta y te alistas para escuchar, se trata de un proceso que
implica un respeto más íntimo con la obra.
El formato del disco vinilo es una respuesta idónea a la industria de los singles que tanto se promueven en la actualidad a través de plataformas como Spotify. Los discos van de la mano con la memoria, son una historia plasmada y narrada desde el primer tema; las canciones como “sencillos” son efímeras y vacías, en un par de semanas carecen de sentido y se esfuman junto con el Top Ten que las trajo.
¿O acaso se trata simplemente de que los discos vinilos son una añoranza del “todo tiempo pasado fue mejor”? Es posible, ¿pero cuántas cosas de las que perdieron su esencia lo hicieron para mejorar?
Por lo pronto yo tendré que esperar 20 días para poder tener en mis manos “Gangsterville”,
un LP raro de Joe Strummer y complicado de obtener, pero que seguro estoy conservaré toda mi
vida. ¿Al final de eso se trata, no? Cuidar la música es resguardar una de las
pocas expresiones artísticas libres que todavía nos quedan en un mundo totalmente desorientado.
