Off Limits Fest, el resumen.
Grandes bandas, una excelente organización y una más que
buena respuesta del público asistente hicieron del festival Off Limits un día
memorable para la comunidad dentro del circuito del hardcore/punk.
El pasado sábado 17 de septiembre nos dimos cita en el
previamente anunciado 360e Venue de la CDMX para disfrutar de uno de los
mejores festivales de hardcore/punk que se han hecho en el país. Con un cartel
integrado por 16 bandas en su totalidad, el Off Limits Fest celebró su primera
edición, dando muestra de que la constancia y esfuerzo de la mano de la ética
del D.I.Y. pueden funcionar perfectamente y generar eventos de calidad y
accesibles sin necesidad de recurrir a los grandes medios y empresas reconocidas
en el ámbito de los shows multitudinarios.
Si algo debemos reconocer sin duda es la excelente
organización de este evento, un horario prácticamente puntual desde la primera
banda hasta el final, seguridad, un acceso rápido, áreas de descanso y un comedor
que incluyó opciones veganas nos demostró la preocupación de parte de los
organizadores por todxs lxs asistentes que desde muy temprano se dieron cita en
el lugar para escuchar la presentación de Doble
D, banda encargada de abrir el evento. Desafortunadamente y como buenxs
provincianxs tuvimos complicaciones para llegar al lugar del evento (o sea nos
perdimos), por lo cual no pudimos presenciar el set de Doble D, Annapura, Axpi y Curva Sur, pero a pesar del retraso llegamos
al momento en que unos arrugados y conocidos rostros ocuparon su lugar en el
escenario.
Los Viejos llenaron de
energía el lugar con su sonido rápido y potente, mientras más personas seguían
ingresando al 360e Venue, para
posteriormente dejar que los originarios de Puerto Rico: Tropiezo, hiciera lo propio con su hardcore punk y dejar de paso
una reflexión diciendo: "Hay muchos revolucionarios, pero poca revolución".
Posteriormente La Armada, banda originaria de
Republica Dominicana fueron los encargados de prender al público, y no podría
ser para menos, un sonido fuerte, acelerado, y letras de critica social, que al
escucharlos es imposible al menos dejar de agitar el puño en el aire. Sin duda
recomendamos buscar su material, toda una joya del HC latinoamericano.
Pasando un poco las 4 pm Impalers de Austin Tx. dieron inicio a su presentación con un
sonido más punk, d-beat, el mosh pit se puso intenso y continuó con la llegada
desde Vancouver de Baptists, banda
que por primera vez visitó México y se mostraban muy sorprendidos de la
cantidad de personas que los conocían y esperaban verlos. Durante su set el
vocal bajó del escenario para meterse al mosh pit con la gente y desde ahí cantar un par de canciones. La
energía no paraba en este punto y aunque muchos hicieron una pausa para
refrescarse en algún rincón o en el piso del lugar, otros más se iban acercando
al escenario a la espera de la siguiente banda.
Much the same de Chicago trajeron
la energía buena onda con su punk rock
melódico, canciones con un buen y pegajoso sonido sin dejar de ser dinámico y rápido, que más de
unx estuvo coreando a todo pulmón, al terminar su presentación Strife llegó desde L.A. para subir al
escenario del Venue a hacer lo suyo y alborotar a la audiencia que ya los
esperaba para darse con todo durante su set, estuvo brutal al punto de que no
solo el vocal salió sangrando de la cabeza, también uno de los asistentes requirió
ser atendido por los elementos del equipo
medico. Posteriormente Power Trip de
Dallas, Tx. Dieron muestra de su gran habilidad, tocando un poderoso thrash con
una notable influencia ochentera, era imposible no agitar la cabeza al ritmo de
estos dudes que dejaron todo durante su show y desató una verdadera putazera con cada una de sus
canciones.
Seguimos reconociendo el trabajo logístico que sin duda
se vio reflejado en el cumplimiento de los horarios de las bandas, hubo pocos
minutos de retraso y muy pocas fallas técnicas, obviamente dada la magnitud del
evento es casi imposible estar exentos de ellas, pero el staff estuvo siempre
pendiente de que todo se resolviera rápido y el evento continuara al 100 en
todos los aspectos.
Un poco después de las 8 pm con los californianos de Ignite el
lugar se veía bastante lleno ya. Un punk rock melódico ejecutado a la perfección
y letras tratando temáticas sociales es una gran combinación. Su vocalista
aprovecho para hacer un par de pausas y hablar de la condición de los
inmigrantes mexicanos en su país, reconocer su esfuerzo y llamar Puto a Trump,
sin dudarlo una de las presentaciones más entrañables de este festival.
Posteriormente y con algunos minutos de retraso arribó una de las bandas más esperadas de esta noche,
Iron Reagan de Richmond, V. La banda
encabezada por Tony Foresta (Municipal Waste) no dejó dudas del porque la gente
esperaba tanto verlos, su show hizo
estallar el lugar con su hardcore potente y loco, que sin importar que en un
par de ocasiones el micro dejara de funcionar
sus canciones fueron coreadas de principio a fin por el público, incluso
se dieron el lujo de tocar 2 veces su canción más “larga” (0:13 seg) “Your kid’s an Asshole” y hasta un par
de covers de Exhumed y Cannibal Corpse.
La noche avanzaba y con
esto las últimas 2 bandas del cartel hicieron lo propio. 88 Fingers Louie unió distintas generaciones en una sola voz, en el
publico se observaban rostros emocionados de ver por primera vez a esta banda
veterana del punk rock originaria de Chicago, al igual que sus colegas de Much the same, quienes por cierto
estuvieron presentes durante toda su set. Su presentación no podría haber
tenido un final más perfecto, interpretando de manera excelente “Night
of the living dead” de Misfits.
El gran cierre del festival llegó de la mano de Sick of it all, banda oriunda de New
York, quienes vinieron a celebrar sus 30 años de carrera, y con este motivo
hicieron un recorrido por lo más relevante de su discografía. La energía se desbordaba
sobre el escenario y al ras de piso. El Off Limits no habría podido tener un
final más perfecto.
En resumen queremos y esperamos la siguiente edición, no
hay más que decir.
Fotografías cortesía de: Rigo Andrade
Reseña: Karen Padilla